miércoles, 6 de abril de 2016

Externalización e internalización de costos, la obsolescencia planificada y percibida, reflexionando sobre alternativas para modificar las pautas de consumo

Externalización e internalización de Costos

La externalización, es una práctica, que se está llevando a cabo por las grandes empresas, desde hace un tiempo a la fecha. La idea de la externalización, es la reducción de costos, ya que la empresa que realiza aquella tarea de manera externa, se dedica exclusivamente a aquello. O sea, son expertos en la materia. Aparte que ella entregará los respectos beneficios a sus empleados, evitándose la empresa contratante, a entregar los mismos, a supuestos empleados que tendría que contratar, por los mismos servicios de manera interna.

Por otra parte, es una herramienta potente, barata y útil, de ampliar los horizontes de la empresa, hacia otros países. Ya que de esta manera, se ahorrará en personal y en edificios corporativos.
Otro beneficio de la externalización, es la liberación de carga laboral, a las planas gerenciales y ejecutivas. Ya que estas, se podrán abocar de lleno, a sus tareas internas. Por lo que se ahorra tiempo y esfuerzo personal, en tareas que son consideradas menores.

Las empresas que se dedican a la externalización, son llamadas empresas de servicios. O sea, no producen bienes, sino que entregan un servicio.

La internalización de los costos se refiere al proceso de incorporar las preocupaciones sociales y medioambientales en los modelos económicos para que las empresas debidamente den cuenta de ellos.

Aunque estos conceptos no parecen tener relación a primera vista, este tema hará hincapié en cómo los dos están relacionados.

La externalización se ha hecho más posible, debido a que las empresas en los últimos cincuenta años han tenido una disminución de los costos de transporte y por la naturaleza cada vez más interconectada del mundo.
Las empresas han comenzado a reconocer las diferentes condiciones inherentes a las diversas naciones del mundo, y se han dado cuenta que pueden tomar ventaja de estas diferencias.


Obsolescencia planificada 


Es la determinación o programación del fin de la vida útil de un producto, de modo que, tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante o por la empresa durante la fase de diseño de dicho producto, este se torne absoleto, no funcional, inútil o inservible.

Se cree que el origen se remonta a 1932, cuando Bernard London proponía terminar con la Gran depresión lucrándose a costa de la sociedad a través de la obsolescencia planificada y obligada por ley (aunque nunca se llevase a cabo). Sin embargo, el término fue popularizado por primera vez en 1954 por el diseñador industrialestadounidense Brooks Stevens. Stevens tenía previsto dar una charla en una conferencia de publicidad en Minneapolis en 1954. Sin pensarlo mucho, utilizó el término como título para su charla.

Obsolescencia percibida
En muchas ocasiones, con ayuda del márquetin y la publicidad sustituimos algunos objetos por otros, no porque ya no funcionen, sino porque han pasado de moda. En 1954 el diseñador industrial Clifford Brooks Stevens habló por primera vez de la obsolescencia percibida. La definió como “el deseo del consumidor de poseer una cosa un poco más nueva, un poco mejor y un poco antes de que sea necesario”.  
 
Todos los años las principales empresas sacan nuevos modelos de sus aparatos electrónicos, con algún añadido que aparentemente los hace más novedoso. Las funcionalidades en muchos casos son las mismas, incluso a veces no corrigen ni los errores o defectos del producto al que sustituyen. 
 
En este video que parodia a la marca Apple, refleja como la obsolescencia percibida nos impulsa a comprar nuevos productos y a  deshacernos de aquellos que aún están en buen estado. En definitiva, se trata de manipular al consumidor para que se sienta mal por no ir a la última, y realmente lo consiguen, ya que en muchas ocasiones caemos en la trampa. 


y... ¿qué de nuestro consumo?

Una de nuestras actividades cotidianas es ir de compras, consumir. Pero nuestro consumo en la mayoría de las ocasiones es sinónimo de “agotamiento”. No tenemos en cuenta las repercusiones para el medio ambiente y las personas que habitan el planeta de nuestros procesos de abastecimiento de bienes y servicios.
De acuerdo a la Declaración oficial de Naciones Unidas con motivo de la Cumbre de la Tierra de 2002 una de “las principales causas de que continúe deteriorándose el medio ambiente mundial son las modalidades insostenibles de consumo y producción, particularmente en los países industrializados". En este sentido Naciones Unidas hace un llamado a revisar estas modelos insostenibles, recurriendo a modelos de consumo responsable.
Por Consumo Responsable entendemos la elección de los productos y servicios no sólo en base a su calidad y precio, sino también por su impacto ambiental y social, y por la conducta de las empresas que los elaboran.
Otra acepción de Consumo Responsable, o consumo crítico, complementaria a la definición anterior, es aquel que implica consumir menos, eligiendo consumir sólo lo necesario, y estando atentos a cómo nos influye la publicidad en la creación de necesidades superfluas.
Es un imperativo de nuestro tiempo la realización de un cambio social en torno a nuestros hábitos de consumo. El principio fundamental es que todos somos corresponsables con nuestra compra de los impactos sociales y ambientales de la producción.
  • En el medio ambiente, soporte de la vida en la Tierra, teniendo en cuenta que debemos priorizar productos con menores impactos ambientales y reducir el consumo de los limitados recursos naturales de que disponemos.
  • En las personas, asumiendo y defendiendo solidariamente la obligación de garantizar los mismos derechos para todas ellas.
Cuando añadimos el calificativo de responsable a nuestro consumo estamos significando la importancia que tiene el consumidor para elegir entre las diversas opciones que le ofrece el mercado de bienes y servicios, teniendo en cuenta los productos que valoran la justicia social, la ética y la solidaridad, y la protección del medio ambiente.
La ciudadanía puede convertir su capacidad de compra en un importante instrumento de presión; como dice una organización pionera en estos temas, puede “votar por sus valores a través de su acto de compra”. El consumidor y consumidora  tienen a su alcance la posibilidad de premiar a los mejores y rechazar a los peores, exigiendo el cumplimiento de determinadas garantías sociales, laborales y medio ambientales.



Bibliografía: 
http://mitecnologico.com/igestion/Main/ExternalizacionEInternalizacionDeCostos
http://www.usal.edu.ar/archivos/academiadecapitales/otros/adarragara.pdf
http://www.fundacionmelior.org/content/tema/obsolescencia-programada-y-percibida-nos-obligan-a-consumir
http://desarrollosustentableitmerida.blogspot.mx/2013_04_01_archive.html